La suerte del dulce cuidado
se pierde en el tiempo y la distancia.
No sé cómo extrañar
lo que nunca he conocido.
Tal vez en otra vida
tenga menos nudos que desatar,
mis cimientos sean piedra y no paja,
deje de romper la porcelana.
Por ahora sólo puedo resignarme;
nudo tras nudo,
ladrillo tras ladrillo,
taza tras taza.
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