viernes, 5 de febrero de 2016

1/5

La suerte del dulce cuidado
se pierde en el tiempo y la distancia.
No sé cómo extrañar
lo que nunca he conocido.

Tal vez en otra vida
tenga menos nudos que desatar,
mis cimientos sean piedra y no paja,
deje de romper la porcelana.
Por ahora sólo puedo resignarme;
nudo tras nudo,
ladrillo tras ladrillo,
taza tras taza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario